Debemos aprender a decir “no” …
- sin sentirnos culpables
- sin cargos de conciencia
- sin sentir que es un acto de traición
- sin miedo
- sin vergüenza
Decir “no” cuando realmente lo sentimos, siendo fieles a nosotros mismos y a nuestros propios deseos, es un acto de fortaleza para nuestra autoestima y autoconfianza. El reafirmar nuestra postura ante las otras personas, hace que los demás nos conozcan tal y como somos y nos respeten.
Cada vez que decimos “si” a algo que no deseamos de corazón, estamos malgastando nuestra energía emocional y nuestro tiempo. Nos podemos sobrecargar con tareas o responsabilidades que no están alineados en nuestro crecimiento personal.
Decir “no” cuando es necesario, nos ayuda a enfocarnos en actividades y en relaciones que realmente nos aportan positivamente como nuestras metas y en nuestro propósito de vida. Así, podremos hacer respetar nuestras propias necesidades y objetivos.
Decir “si” nos puede llevar a sentirnos agotados, con ansiedad o estrés. Decir un “no” a tiempo es un salvavidas, que nos libera de ataduras no deseadas. Es una forma de fomentar nuestro autocuidado mental y emocional y mantener un estilo de vida saludable.
Es muy saludable establecer límites claros con los demás para poder mantener relaciones equilibradas y evitar sentirnos explotados o usados. Cuando aceptamos compromisos sólo por complacer a otros o por miedo a las repercusiones, podemos comprometer nuestra integridad espiritual.
Decir “no” en coherencia con nuestros valores, nos enseña a respetarnos a nosotros mismos y a reconocer que tenemos el derecho y la responsabilidad de buscar nuestro propio bienestar. Para alcanzar nuestra Felicidad y Paz, debemos escuchar nuestra voz interior y actuar desde nuestro verdadero Yo.